By Cynthia Mendoza

In a time when wearing protective masks is part of the new normal, thanks to COVID-19, Seventh-day Adventists throughout the Columbia Union Conference are stepping up to help meet those needs in creative ways, while also sharing encouragement and hope as they do so.

Story by Alicia Tucker

“Thanks to its great team, an amazing thing happened at Adventist Community Services of Greater Washington (ACSGW) Thursday, May 28,” noted Ken Flemmer, ACSGW’s Executive Director. “We set an all-time, one-day assistance record. We more than doubled the previous record.”

Una declaración del Consejo Presidencial de la Unión de Columbia
Un Llamado a la Justicia, la Oración y la Paz

La semana pasada fuimos testigos de una tragedia con el asesinato de George Floyd en Minneapolis, Minnesota. Como resultado de esto, así como de los asesinatos recientes de Ahmaud Arbery, Breonna Taylor y otros, muchas personas en todo el país y en nuestra unión, están conmocionados. Miles, incluidos los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, están horrorizados por las acciones de las personas que no pudieron servir y proteger a sus comunidades. La angustia y el dolor son evidentes por los disturbios civiles y las protestas en más de 140 ciudades.

Last week we witnessed a tragedy in the killing of George Floyd in Minneapolis, Minn. As a result of this, as well as the recent killings of Breonna Taylor, Ahmaud Arbery and others, many people across our nation, and in our union, are in a state of turmoil. Thousands, including law enforcement officials, are appalled by the actions of the individuals who failed to serve and protect their communities. The anguish and pain is evident by the protests in 140 cities.

As Seventh-day Adventist Christians, we rise with all who condemn these actions, and we, too, call for justice.

Deseo ser veraz

La muerte sin sentido de George Floyd en Minneapolis el lunes por la noche da lugar a emociones que profundas e impactantes. Ira. Miedo. Decepción. Rabia. Tristeza. Impotencia. Experimentamos todas esas emociones a la vez ya que colectivamente tratamos de lidiar con otro ejemplo de injusticia y violación de los derechos humanos más básicos y fundamentales: la vida misma.

Uno puede reconocer el papel de las fuerzas del orden y también condenar el comportamiento que menoscaba y deshonra los valores fundamentales de nuestra sociedad. Estoy indignado por lo que vi en el video y también por lo que ha sucedido desde entonces. Debemos encontrar una manera de poner fin a la violencia y el abuso.